La Guerra Fría de los Dos Mundos: La Partida hacia Marte (Parte 9)

La tensión en el espacio entre la Tierra y la Luna era palpable. Las flotas de ambos mundos estaban al borde de un enfrentamiento directo, y la posibilidad de un conflicto abierto amenazaba con desencadenarse en cualquier momento. En este crítico punto, Lina y Marco, preocupados por la escalada de hostilidades y sus potenciales consecuencias catastróficas, decidieron intervenir directamente.

Marco, desde su oficina en Nueva Lisboa, y Lina, desde su estación en Lunaris, establecieron un canal de comunicación urgente con la Presidenta Amara D’Souza y La General Irina Volkov, respectivamente. Utilizando su influencia y el respeto que habían ganado a lo largo de los años, pidieron a ambos líderes reconsiderar la situación.

—Presidenta D’Souza, entiendo las preocupaciones de seguridad, pero debemos encontrar una solución pacífica. No podemos arriesgarnos a un conflicto que podría ser devastador para ambos mundos —urgió Marco en su comunicación.

Por su parte, Lina, hablando con Volkov, destacó la importancia de la cooperación:

—General Volkov, la Luna ha demostrado su capacidad y determinación. Sin embargo, avanzar bajo estas tensiones solo servirá para debilitarnos en el futuro. Propongo que demos un paso hacia la paz.

Después de intensas negociaciones y con la mediación de Lina y Marco, finalmente se llegó a un acuerdo tenso pero crucial. La Presidenta D’Souza, aunque reticente, accedió a retirar las naves terrestres y permitir que El Arca partiera hacia Marte sin más interferencias. Volkov, a su vez, se comprometió a mantener un canal de comunicación abierto con la Tierra, garantizando transparencia en sus actividades en Marte.

Con las naves terrestres retirándose lentamente, El Arca inició sus procedimientos de despegue. Los 8.000 colonos a bordo, aunque nerviosos por la situación, se llenaron de esperanza al sentir que finalmente estaban en camino hacia su nuevo destino. La nave partió, dejando atrás la Luna y dirigiéndose hacia el vasto y desconocido paisaje de Marte.

Una semana y media después de la partida del Arca, la nave terrestre, el Astraeus, finalizó sus preparativos y estaba lista para partir. Aunque esta nave era mucho menos avanzada y no ofrecía las comodidades del Arca, los 500 colonos a bordo estaban decididos a enfrentar los desafíos que implicaba su misión.

La Doctora Elena García, supervisando los últimos chequeos, aseguró a la tripulación:

—Aunque nuestro viaje será más arduo, nuestras metas son las mismas. Construiremos un nuevo hogar en Marte y garantizaremos un futuro para la humanidad.

El Astraeus despegó desde el Centro Espacial Internacional en la Tierra, sus motores rugiendo mientras ascendía al espacio. A bordo, los colonos se preparaban para las duras semanas de viaje en un entorno de gravedad cero, conscientes de los riesgos pero motivados por el espíritu pionero que caracteriza a la humanidad.

Con El Arca y el Astraeus ahora en ruta hacia Marte, los habitantes de la Tierra y la Luna seguían atentos a sus progresos. Aunque la crisis inmediata había sido evitada, quedaban muchas preguntas sin respuesta sobre cómo se desarrollarían las relaciones entre la Tierra y la Luna una vez que ambas colonias estuvieran establecidas en Marte.

Lina y Marco, aliviados por haber ayudado a evitar un conflicto, sabían que su trabajo no había terminado. Continuarían abogando por el diálogo y la cooperación, esperando que la llegada a Marte marcara un nuevo comienzo para la humanidad, uno basado en la colaboración y no en la confrontación.

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