La Guerra Fría de los Dos Mundos: El Espía y la Nave Oculta (Parte 4)

Descubrimiento Inesperado

Mientras la Tierra y la Luna permanecían enfrascadas en sus intrincados intereses, en el oscuro y frío corazón de Lunaris, un espía de la Tierra, Ethan Marlowe, trabajaba en silencio. Marlowe, conocido por su habilidad para infiltrarse en las organizaciones más herméticas, había logrado un puesto intermedio dentro de la estructura militar lunar. Su vida en Lunaris era solitaria y peligrosa, siempre vigilante y siempre buscando cualquier indicio de información que pudiera ser vital para la Tierra.

Un día, mientras revisaba documentos de rutina, Marlowe tropezó accidentalmente con un fragmento de información clasificada. Aunque no tenía el nivel de acceso necesario, sus habilidades como espía le permitieron juntar las piezas de un rompecabezas inquietante. A medida que investigaba más, Marlowe descubrió un secreto que la Luna había mantenido oculto: en un gran búnker bajo la superficie lunar, se estaba construyendo una nave espacial de última tecnología, pieza por pieza.

La nave, conocida en los documentos como El Arca, estaba siendo ensamblada en la órbita oculta de la Luna, en su cara oculta. Este ingenio había pasado desapercibido para los servicios de inteligencia terrestres porque la Luna ya tenía varias naves en órbita destinadas a generar gravedad artificial para que los habitantes lunares no perdieran fuerza y musculatura en comparación con los habitantes de la Tierra. Estas naves de gravedad eran estructuras simples, equipadas solo con los motores y propulsores necesarios para mantenerse en órbita. Subir a estas naves unas horas a la semana era obligatorio para todos los habitantes lunares desde una edad temprana, convirtiéndose en una rutina que la Tierra consideraba normal.

Sin embargo, El Arca era diferente. Esta nave no solo era significativamente más grande que las naves de gravedad, sino que también estaba equipada con un potente motor nuclear y grandes propulsores, todo con la última tecnología. Esta capacidad la hacía apta para largos viajes espaciales, un detalle que no pasó desapercibido para Marlowe. La nave tenía la capacidad de albergar y sostener humanos en largos viajes espaciales, con una sección de la nave girando constantemente para generar gravedad artificial, un avance tecnológico que la Tierra aún no había logrado.

Con el descubrimiento de El Arca, Marlowe sabía que debía actuar rápidamente. Utilizando sus habilidades y contactos, transmitió la información al jefe de inteligencia de la Tierra, Director James Weston, un hombre conocido por su frialdad y precisión. Weston, al recibir el informe, comprendió inmediatamente la gravedad de la situación.

Weston fue directamente a la oficina de la Presidenta Amara D’Souza, acompañado por sus asesores más cercanos y el fiel subordinado de TerraCorp, Nathaniel Drake. La reunión, celebrada en una sala de seguridad máxima, estuvo cargada de tensión.

—Esto cambia todo —dijo Weston, su voz firme pero controlada—. Si lo que Marlowe ha descubierto es cierto, la Luna está construyendo una nave de capacidades desconocidas. No sabemos para qué la necesitan ni qué planean hacer con ella.

La Presidenta D’Souza, siempre la oradora hábil, no pudo evitar mostrar su preocupación. Su carisma no podía ocultar el nerviosismo en su mirada.

—¿Es posible que estén planeando una evacuación masiva? —preguntó uno de los asesores.

—O una incursión en la Tierra —sugirió otro, con tono sombrío.

Drake, observando a todos con sus ojos penetrantes, intervino:

—Debemos considerar todas las posibilidades. TerraCorp puede movilizar sus recursos para obtener más información, pero necesitamos actuar con cautela. Un movimiento en falso podría desatar el conflicto que estamos tratando de evitar.

La Presidenta asintió, sabiendo que el equilibrio ya frágil entre ambos mundos estaba a punto de ser puesto a prueba de manera crítica.

Mientras tanto, en la Luna, General Irina Volkov y Comandante Viktor Orlov seguían con sus agendas. Volkov, consciente del espionaje potencial, mantenía sus planes bien protegidos, pero incluso ella no sabía que Marlowe había logrado descubrir El Arca. Orlov, siempre en busca de una ventaja, percibía el aumento de la tensión pero desconocía la causa exacta.

El descubrimiento de El Arca por parte de Marlowe y la posterior información transmitida a la Tierra levantaron un gran nerviosismo entre los líderes terrestres. Las preguntas eran muchas y las respuestas, escasas. ¿Era El Arca un arca de salvación, un arma de guerra, o algo completamente diferente? La incertidumbre reinaba, y las decisiones tomadas en las siguientes semanas serían cruciales para el destino de ambos mundos.

La presencia de esta nave en la cara oculta de la Luna, equipada con un motor nuclear y propulsores de última tecnología, representaba una amenaza potencial que la Tierra no podía ignorar. El hecho de que hubiera pasado desapercibida durante un año completo, camuflada entre las naves de gravedad rutinarias, solo añadía más inquietud a la situación. La Presidenta D’Souza, Weston y Drake sabían que debían actuar con precaución, pero también con determinación, para descubrir las verdaderas intenciones de la Luna y prevenir cualquier posible agresión.

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