Noche de Supervivencia: La Batalla en el Bosque

Clara y Laura habían planeado una noche tranquila de camping en el bosque, lejos del ajetreo de la ciudad. Llegaron al lugar justo antes del atardecer, montaron su tienda y encendieron una fogata para calentarse mientras disfrutaban de la naturaleza. Todo parecía perfecto hasta que se dieron cuenta de que no estaban solas.

Cuando la oscuridad se cernió sobre el bosque, Clara y Laura escucharon ruidos extraños entre los árboles. Al principio, pensaron que podrían ser animales, pero pronto se dieron cuenta de que eran pisadas humanas. De entre las sombras emergieron dos hombres: Antonio y Miguel, cuyas sonrisas no tardaron en revelar sus intenciones siniestras.

“Hola, chicas,” dijo Antonio, con una voz cargada de malicia. “¿Les importa si nos unimos a la fiesta?”

Laura, con una mano temblorosa, intentó mantener la calma. “Preferiríamos estar solas, gracias.”

Miguel soltó una carcajada que resonó en el aire nocturno. “Eso no va a ser posible.”

Los hombres avanzaron, acorralando a Clara y Laura contra su propia tienda. Antonio sacó una navaja, jugueteando con ella como si fuera un juego.

La situación se volvió desesperada. Clara, sintiendo el pánico apoderarse de ella, recordó el machete que habían traído para cortar leña. Con un movimiento rápido, lo sacó de su mochila y se posicionó delante de Laura, dispuesta a defenderlas.

“¡Alejaros de nosotras!” gritó Clara, sosteniendo el machete con firmeza.

Antonio avanzó primero, confiado. Pero Clara, con un instinto de supervivencia encendido, lanzó un golpe certero que le cortó la mano. La navaja cayó al suelo y Antonio retrocedió, gritando de dolor.

Miguel, al ver a su compañero herido, se lanzó furioso hacia Clara. Laura aprovechó la distracción para agarrar una rama gruesa y golpear a Miguel en la cabeza, pero él apenas se inmutó. La lucha se intensificó, con gritos y golpes resonando en la noche.

En un momento de desesperación, Clara y Laura lograron hacer retroceder a Miguel, pero Antonio, enfurecido y sangrando, se abalanzó nuevamente sobre ellas. En la refriega, Clara consiguió asestarle un golpe mortal con el machete, y Antonio cayó al suelo, sin vida.

Miguel, al ver a su compañero muerto, intentó huir, pero Laura no lo permitió. Con una determinación feroz, lo derribó y lo mantuvo inmovilizado hasta que Clara pudo atarlo con una cuerda que tenían en el campamento.

Con los nervios a flor de piel, Clara y Laura llamaron a la policía desde su móvil. Pasaron los minutos más largos de sus vidas, vigilando a Miguel hasta que finalmente llegaron las autoridades. Los oficiales detuvieron a Miguel, quien fue llevado esposado mientras Clara y Laura recibían atención médica.

Esa noche en el bosque quedó grabada en sus mentes como una batalla por la supervivencia. Clara y Laura, unidas por la experiencia, supieron que habían enfrentado el mal y salido victoriosas. La valentía y el compañerismo que mostraron esa noche se convirtieron en la base de una amistad indestructible, marcada por la lucha y la supervivencia.

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